Acabo de regresar de Alemania – por primera vez – para debutar en su liga de ajedrez. Fue un viaje corto pero interesante y he pensado en escribir un blog para contar mi experiencia.
Uno de mis alumnos vive en Herborn, un pueblo pequeño de unos 20.000 habitantes, a unos 100 km de Frankfurt. El año pasado su primer equipo ascendió de categoría y ahora milita en la «Verbandsliga Nord» liga, algo parecido a la primera división autonómica catalana.
El nivel de esta categoría no es muy alto pero los jugadores luchan mucho y en general tienen un ELO por debajo de su fuerza real, ya que las partidas no cuentan para FIDE.
Así que hice la maleta y volé el sábado a primera hora hacía allá. Tenía ganas de jugar una partida de competición pero además quería comprobar en primera persona como se vive en Alemania y como son la gente de allí.
Sólo llegar me di cuenta de lo inmenso que es el aeropuerto de Frankfurt: el avión tardó casi 20 minutos en detenerse después de aterrizar:) Por suerte «Vueling» es toda una garantía, me encanta volar con ellos.
Pasé unas horas el sábado en Frankfurt haciendo turismo. No es una ciudad muy bonita que digamos, pero para pasar unas horas está bien. Tiene una catedral gótica bastante elegante (pero nada que ver con el Duomo de Milan), algunos edificios de interés como el Banco Europeo y sobretodo me gustó su mercado central, un lugar donde te puedes perder entre las distintas paradas con comida para todos los gustos. El capitán del equipo Simon fue muy amable al hacerme de guía durante un par de horas.
Comencé a darme cuenta de algunos detalles que nos diferencian de ellos. Quizás el más notable el ruido. En general la gente allí no discuten ni intervienen en las pocas discusiones de los demás. De hecho, si no tienen algo interesante que decir suelen estar callados.
Esto tiene sus pros y contras claro, es más aburrido pero parece una sociedad menos conflictiva y más seria. La gente es más prudente, silenciosa, reflexiva… como me dijo mi amigo Divis «muy estandarizado todo».
Las autopistas no tienen límite de velocidad y es frecuente ver a los coches adelantarte a 200-250 pero me dijeron que el índice de muertos en autopista no era mayor que otros países. En realidad en España la mayoría de los accidentes mortales tienen lugar en carreteras nacionales o comarcales de doble sentido.
Vi a muy poca gente fumar. No se si por casualidad o por otros motivos pero me llamó la atención ese dato. Tampoco gente saltándose las colas en el mercado, muy británico esto!
Mi impresión incrementó al llegar a Herborn. Un pueblo muy bonito y cuidado, pero tremendamente silencioso. Apenas hay luz por la noche en las calles porque la gente no sale! Cuando salen prefieren comer algo barato y rápido que ir de restaurantes al parecer. En lugar de asar pollos cocinan cerdo, lacón creo. Y muchas salchichas!
Está mal visto hacer bricolaje los domingos por ejemplo porque es el día de descanso para ellos. Y mucho respeto entre las personas.
El domingo la partida. Ocho contra ocho, yo en el primer tablero. Acostumbrado al ritmo 90/30 a finish, las dos horas para 40 jugadas con 50 minutos añadidos después fueron un regalo del cielo para mí. Pero me costó adaptarme a este ritmo «nuevo», y además al tablero de 60*60 gigante que tenía delante:)
Me emparejaron contra el Dr. Mario Paschke, con un elo fide un poco por debajo de 2200. Experimentado jugador, me planteó una defensa moderna y a pesar de que intenté apretar en apertura sacrificando un peón por la iniciativa – que él no aceptó – mi rival defendió muy bien hasta el punto de conseguir cierta ventaja. Por suerte entonces comencé a jugar bien en defensa y simplificar a un final de alfiles de distinto color, que eran tablas incluso con el peón de menos.
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